21 de diciembre de 2021

Investigación sobre la ESI en la escuela

La Educación Sexual Integral al borde del bochazo




Entre el 26 y el 30 de agosto se realizó este año en nuestro país la Semana de la Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas de todos los niveles, o eso al menos debió suceder. Ya que de las tres escuelas secundarias del conurbano sur donde trabajo, solo en una se lo encaró con un perfil institucionalizado. “Estoy superada por los reclamos del inspector” me dijo una Directora justificando el por qué en esa institución no se había hecho el pedido al cuerpo docente. Y si, la pandemia pero sobre todo la gestión que arrancó en 2020 trajo más burocracia y menos soluciones.

Pero al cometido me encomendé. Y como propuesta se me ocurrió hablar en todos los cursos (4to a 6to de secundaria) sobre una partecita de la ESI: La salud reproductiva, un tema que me preocupa y mucho aunque escapa a los temas prioritarios de la progresía en boga. La experiencia fue muy buena. Si bien solo pude interactuar con quienes les tocaba asistir a su burbuja en esa semana, noté en los chicos una naturalización del tema y poco resquemor a tratarlo, y hasta un buen nivel de información. Pero eso no iba a quedar ahí, les envié a leer un texto oficial online (Aclaración: solicité al Ministerio de Salud un listado de instituciones donde se distribuyan métodos anticonceptivos gratis y me respondieron diciendo que no lo tenían) y luego a responder una encuesta que, obviamente, incluiría a alumnos y alumnas que no asistieron por pertenecer a otras burbujas o estar dispensados (estos son los que tuvieron permiso para no asistir a clases durante todo el año). Ahí es donde los resultados fueron alarmantes.


Entre los que respondieron (112 alumnos de entre 15 y 19 años de tres escuelas públicas de Lomas de Zamora) el 42% de los chicos dicen haber tenido una cantidad “maso” charlas o actividades por la ESI en 2021, el 16% solo en la materia que dicto yo y al 15% estaba en una burbuja que no le tocaba ir. Esto significa que solo 1 de cada 4 alumnos tuvieron más de cinco charlas de ESI en diversas clases durante el año.


Con respecto a cuantas veces tuvieron clases de ESI a lo largo de la secundaria el tema está más repartido: El 23% dice haber tenido “muchas veces” (más de 10) el 35% “una o dos veces por año”, el 36% dice haber tenido menos de cinco en todo lo que llevan de secundaria y lo alarmante es que el 5% dijo nunca haber tenido una charla o actividad sobre el tema.


Sobre salud reproductiva, el 82% dijo haber recibido de “algo” a “mucha” info, y solo el resto poco o nada.


Con respecto al nivel de reconocimiento de los métodos anticonceptivos, el preservativo está primero con el 96,5%, segundo son las pastillas anticonceptivas con el 91,2%, en tercer lugar el chip subdérmico (53,1) y en cuarto puesto el DIU (49,6), seguido del inyectable anticonceptivo con el 35%.


Otro punto preocupante es el reconocimiento de las propiedades de protección de cada uno de ellos: el 99% reconoce como el más efectivo al preservativo para evitar enfermedades infecciosas, pero en total un 20% reconoció a los otros métodos con alguna capacidad de protección. Entre las enfermedades más identificadas está por lejos el HIV, y tuvo alta mención el herpes, HPV, sífilis y clamidia, entre otros.


El 60% de los encuestados reconocen hablar también del tema en sus hogares, el 46% lo hace con amigos y el  15% dice no hablar con nadie sobre el tema. Con respecto a buscar información en internet, solo el 28,3% dice hacerlo en sitios oficiales o de confianza, el 32% lo hace en redes sociales o Youtube y el 25,7% no busca información.


El 86% de los chicos y chicas creen que tener una buena Educación Sexual Integral es buena para evitar enfermedades, embarazos no deseados y poder lograr una buena planificación familiar. En este sentido, los “aspectos económicos” fueron tenidos en cuenta por 2 de cada 3 chicos, mientras que los “aspectos personales” fueron elegidos por 1 de cada 3. Además, el 96,5% sabía que hay métodos anticonceptivos gratis en centros de salud públicos.


En la respuesta puntual sobre el Implante Subdérmico (que confieso, fue mi intención darle amplia difusión) el 51% dijo conocerlo y conocer a alguien que lo usa. El 24,8% lo conoce pero le gustaría más información. Y solo el 24% dijo tener poca o nada de información.


Y el aspecto que nos muestra la conciencia sobre el tema: El 93,3% cree que las políticas de planificación familiar pueden ayudar a mejorar la  sociedad en los próximos años. Entre las frases anónimas que expresaron en las preguntas abiertas acerca de la maternidad/paternidad, desarrollo económico o realización personal, destaco las siguientes: “Porque veo a mis hermanas cómo se les cortó su vida, veo a mi mamá cómo perdió toda su vida también criando hijos y no me gusta para nada la idea además de que no me gustaría traer a alguien a esta sociedad de ahora porque es horrible, y sobretodo porque quiero tener libertad siempre de poder hacer lo que quiera como por ejemplo ahorrar e irme de vacaciones el tiempo que quiera, etc, también porque siento que sería un mal padre porque apenas puedo con mi vida”.


“Por qué no me gustaría tener simplemente eso, no veo el deseo de ser mamá y tener una familia” dijo otra chica. “Para poder estudiar y hacer otros planes a futuro que no podría hacerlos teniendo un hijo”. “Respeto a los Niños, pero creo que deben tener padres que los amen, quiero ser médico no un padre” sentenció otro.

 

Una pregunta abierta que hicimos era que si hoy creían que no iban a querer tener hijos y que expliquen por qué. Esta pregunta era opcional y de 64 respuestas, el 42% dijo que porque se querían enfocar en sus vidas personales o no les gustaban los niños. El 32% dijo que primero asegurarse una futuro próspero para poder pensar en una familia a largo plazo. El resto se divide en opciones variopintas, como uno que prefiero solo adoptar, otros que si quieren ser padres y uno que dijo ya estar esperando un bebé.


El recorte de este informe que hice para compartir deja datos curiosos y, al menos en mi punto de vista, esperanza de una sociedad mejor y con más conciencia, pero los números demuestran que instituciones y docentes en general siguen sin abordar la temática de forma completa y seria, pese a los inmensos presupuestos y retórica política sobre el asunto.


Como suele pasar en educación (y en este caso asociado a la salud) siempre hay mucho ruido, y pocas nueces.