Este es un año particular para todos por la pandemia del covid-19. Ni el más optimista podría decir que no es un año perdido en todo sentido, y en el mejor de los casos, puede ser un año "salvado". Y los chicos que están en sus casas leyendo y respondiendo actividades, tal vez más autodidactas que nunca, así lo perciben.
Para saber qué piensan, hice una encuesta entre los alumnos que tengo en mis clases, ahora vía Classroom, y la respuesta de los chicos fue que no están satisfechos con la cursada a distancia, sienten que aprendieron menos y no quieren pasar porque sí al próximo año. Sobre un total de 239 alumnos que tengo en listas (incluyendo algunos posibles "palos" como suele suceder) 140 se sumaron a las clases a distancia (representa el 58.6% del total lo que sería mí índice de conectividad) y de ellos 85 respondieron la encuesta (un 60.7% de los conectados y un 35.6% del total de alumnos que tengo este año). Así, el 43% consideró "regular" estudiar de esta manera y un 35% lo consideró "malo" o "muy mal", lo que representa casi un 80% de desaprobación.
El 32% cree que pudo aprender pero menos que un año normal, mientras que el 42% cree que aprendió poco o nada. Con respecto a la promoción del año, las respuestas son alentadoras: el 44.7% prefiere pasar de año pero recuperar lo perdido el año que viene, mientras que casi el 10% prefiere hacer de nuevo el año ya que "así no me sirve". Como dato color, solo el 10% quiere aprobación masiva.
Con respecto al trabajo docente los chicos lo ponderaron positivamente: el 78% lo consideró "bueno" o "muy bueno", mientras que apenas el 8% lo reprobó.
En cuanto a los aspectos sociales, el 50% de las familias de los encuestados van a retirar los bolsones de ayuda del Estado a las escuelas, y el 12% lo hace "a veces" (62% del total). Y el contexto de los hogares no es un tema menor a la hora de analizar la situación de cómo trabajan: el 40% vive con más de seis personas en sus casas y el 77% de los consultados tienen más de un dispositivo, de ellos, 55 tienen computadoras (escritorio o netbook) sólo 6 tienen tablets y 81 cuentan con celulares, dato curioso que representa que 4 de los 85 encuestados no tiene celulares pero sí otro dispositivo.
Vale aclarar que esta encuesta fue anónima y realizada a alumnos y alumnas de 4to a 6o año de tres escuelas de Lomas de Zamora, dos céntricas y una considerada "periférica".
Para finalizar, y más abajo comparto gráficos de otros resultados, al ser consultados por lo que más extrañan los chicos el 83% eligió "al ritmo de salir y hacer cosas afuera" y el 63% a sus compañeros. Más de la mitad, el 54%, extraña "al colegio en sí".
Deudas pendientes de la educación bonaerense
Pasados seis meses de cuarentena y suspensión de clases me queda claro que la escuelas y los docentes no estábamos preparados para afrontar ésta crisis. Pero ¿por qué digo esto? Porque gran parte de los docentes no utilizaban herramientas digitales previas: aulas online, apps, programas, redes sociales e incluso, sorprendentemente hasta el e-mail. ¿Cuántas jornadas docentes se perdieron en los últimos años en capacitar a profesores y profesoras para la educación digital? Jornadas que no eran más que focus groups para tomar ideas de estrategias para llevar en el aula, jornadas que nada aportaron. Una verdadera pérdida de tiempo.
Además quedó evidenciada la falta de alfabetización digital: Una provincia que llevaba un atraso histórico en la designación docente analógica y que, recién a causa del ASPO se desarrollaron los APD (Actos Públicos Digitales) y que llevó a más de cinco meses sin designación de cargos, lo que para mí fue una denodada política de recorte. Esto sumado al fracaso del plan Conectar Igualdad y la falta de equipamiento de escuelas públicas con salas de informática o netbooks portátiles. Todo en las políticas educativas argentinas queda en anuncios rimbombantes y fotos para las redes sociales, pero en la práctica quienes trabajamos no contamos con los elementos necesarios. Pero claro, no es de sorprender cuando las escuelas en la mayoría de los casos no cuentan con bibliotecas, SUMs, gimnasios techados y ni si quiera en baños en condiciones mínimas de dignidad (en alguna entrada futura hablaré de las escuelas altillo, las secundarias que se hicieron en el techo de alguna primaria tradicional). Solo queda la buena voluntad de directivos y docentes que quieren llevar este barco llamado educación en medio de una tormenta.