Es cierto que la situación salarial de los docentes es insostenible no sólo por lo cuantitativo, sino por los cualitativo (sólo se percibe un 50% en blanco que computa para aguinaldo y jubilación, el resto es pago en negro) entre otras cosas que no entran en agenda mediática ni política como el pésimo sistema de contratación (que obliga a muchos a trabajar en más de dos colegios) la falta de digitalización del sistema de designación, y por sobre todo, la falta de reglas claras a la hora de como evaluar una jornada laboral que sirva de base clara para calcular salarios.
Esto sumado a los ya conocidos problemas edilicios, mobiliarios, de insumos y de designación de cargos (falta de bibliotecarios, preceptores y hasta vicedirectores) hace un verdadero berenjenal que no permite encontrar una clara salida a la situación.
Del otro lado tenemos los clishés acusatorios: los tres meses de vacaciones, que tienen que llevarse trabajo al hogar, que viven de licencia en licencia, que no se actualizan ni son evaluados periódicamente. Así el berenjenal crece.
Creo, personalmente, que todas estos puntos nunca jamás justifican el paro. Básicamente, por que la educación es un derecho esencial básico (aunque aun no haya una ley que así lo considere) tal como la salud y la seguridad. Estas tres, son potestad y obligación del Estado garantizarlas. Al elegir la docencia, elegimos un camino muy diferente al resto de las profesiones, con una responsabilidad y carga emotiva y valorativa que no se compara con ninguna otra. Quien no cumpla este rol con honestidad, sencillamente no debe ejercer la profesión.
No sólo es el paro gremial docente (que UDOCBA se encarga durante todo el año que haya, aun sin tener ningún tipo de mediatización) si no que se suman los paros de auxiliares (ATE) que impiden el normal desarrollo de clases. Estos paros suelen tener un tono casi extorsivo, ya que no se permite a docentes ni alumnos encargarse de la limpieza de los colegios durante esos días.
El paro, la licencia de la licencia y el bajo nivel de preparación atentan, entre otros, contra el prestigio docente y eso atenta a su vez contra la defensa del salario. Ese prestigio que no supimos ganar (menos mantener) en los últimos 30 años, creyendo que somos los mismos maestros y profesores de los años 40 y 50: Así nos montamos a una vaca sagrada que ya no existe. El mundo ha cambiado, y la docencia también. Es tarea del Estado provincial y de los gremios docentes trabajar para este represtigio de la docencia, y por su puesto, de nosotros. Ahora bien ¿Como?
Estado y gremios deben acordar de forma madura (no al estilo Scioli-De Lucía/Baradel-Petrocini) las buenas condiciones de trabajo y una adecuada contraprestación: blanqueo total del salario y tomar como piso a otros gremios de referencia (yo propondría la UOM, UTA y Comercio) pero considerando la jornada laboral de sólo cuatro horas para lograr reglas claras comparativas. Es decir, que si de esos 3 gremios se desprende el salario piso promedio, éste debe ser inferior al de un docente que trabaja misma cantidad de horas (8 horas 5 días a la semana o en caso menor su proporción). Así el salario mínimo ascendería hoy a unos 9 mil pesos mensuales en blanco. Claro que el sistema debe agiornarse y estimular que los docentes (maestros, profesores y cargos) trabajen en no más de 2 escuelas, no al inverso como sucede hoy.
Cuestión de prestigio
La contraprestación debe ser la exigencia de actualización periódica (3 años no está mal) de conocimientos garantizado por el Estado a través de las Universidades Nacionales. ¿Como negarse?¿porqué tener miedo a ser evaluados?. Por otro lado, asegurar el presentismo cediendo o reduciendo algunas licencias absurdas (puede conocerlas aquí) o abusivas ya que en la practica diaria se ve (demasiada) especulación con este tema. Con respecto a esto también comparemos otra vez a otros gremios ¿cuanta licencia tiene un obrero de la construcción o un administrativo de comercio?. Si se limita la especulación en la asistencia (para no mencionar "ausentismo" que tanta urticaria provoca) la planta total (actualmente 250 mil) se optimizaría automáticamente, permitiendo reasignar salarios a quienes verdaderamente asisten a clases.
También sería primordial generar nuevos sindicatos o reorganizar los actuales: No pueden maestros de primaria y profesores secundarios estar agrupados en el mismo gremio, ya que sus realidades, intereses, practicas, responsabilidades y cualidades son completamente diferentes. Es como confundir al piloto de avión con el personal de abordo.
Pero por sobre todo, somos los docentes quienes debemos tener una autocrítica y cambiar nuestra cultura de trabajo por un modelo superador: Asistir siempre a clase, actualizar nuestros conocimientos, comprometernos con la sociedad y la institución. ¿Porqué los mismos que trabajan en la escuela privada adhieren al paro en la pública?¿Porqué profundizan la desigualdad?. No es excusa que los echan. No es excusa que "se llevan trabajo al hogar". ¿En serio creemos válido ese argumento?¿somos el único sector que lo hace? ¿contadores, relacionistas laborales, diseñadores no se llevan trabajo o se quedan después de hora sin cobrar un sólo peso de más? A mi no se me ocurriría pedir más dinero cada vez que tengo que corregir 60 o 70 extensos exámenes universitarios. Son los gajes del oficio que cada uno elige.
Suele ser común la queja de "el padre viene y nos cuestiona y reprocha", pero ¿será que hicimos todo lo posible para perder el respeto y la autoridad, es decir, el prestigio?
Tampoco es cierto que sean tres los meses de vacaciones. Pero recordemos que cualquier trabajador en relación de dependencia tiene sólo 15 días al año, y que debe tener 5 años de antigüedad para alcanzar recién la tercer semana. Sigamos comparándonos para tener una noción más realista y menos apasionada o prejuiciosa del tema.
Si es cierto que la educación no ha sido prioridad para la Provincia de Buenos Aires en los últimos 30 años, menos aún en la gobernación de Eduardo Duhalde donde se hizo todo lo posible para destruirla. La reforma pedagógica de los últimos años ha sido muy buena, pero ahora es hora que el Estado provincial se ponga los pantalones largos e invierta en una educación de calidad, pero controlada. Y es hora que los gremios se hagan cargo de sus falencias: ellos fueron quienes aceptaron la parte no remunerativa (en negro) de los salarios que hoy mismo critican. Son quienes exigieron en tiempos de vacas flacas las licencias que hoy nos desprestigian ante la opinión pública.
Por último, recordemos que la huelga es un DERECHO, no un deber. Respetemos aunque cuestionemos (y mucho, porque trabajamos con niños y niñas menores de 18 años y no con cajones de manzanas o comensales en un restaurante) a los que paran. Pero también respeten a los que no lo hacemos, sobre todo si es por convicción. Digo NO a las escuelas cerradas los día de paro.
La docencia debe estar prestigiada desde adentro, con la actitud docente, y desde afuera, con el reconocimiento de gremios y Estado. La educación pública se defiende todos los días en el aula, en el barrio y en las calles.