15 de febrero de 2012

Drogas, sexo, enfermedades, accidentes y ¡Rock and roll!

Ningún rockero se muere de viejo. Eso es seguro. Mas si es una estrella del rock y no un simple fan que le pegó el viejazo y cuando tiene 64 sigue usando la colita en su pelo canoso y una remera negra pegada al cuerpo.


Y esas estrellas que adornan el firmamento del rock se fueron por causas injustas, antes de tiempo, cuando tenían mucho por darnos aun. Victimas de enfermedades, accidentes, excesos o episodios sumamente curiosos.


Podemos comenzar este recorrido con las dudosas muertes de Jim Morrison (3 de julio del ´71) y Elvis Presley (16 de agosto del ´77) que nunca pudieron confirmarse ciertamente a que se debieron, aunque en ambos se cree que fueron victimas de un coctel de drogas y strees. Tenían 27 y 42 años respectivamente.


Bob Marley se fue a los jóvenes 36 años el 11 de mayo del ´81, victima de un cáncer casi fulminante cuando ya había alcanzado fama mundial. También por esa enfermedad murió el George Harrison (29 de noviembre de 2001) guitarrista de los Beatles, a los 58 años. Syd Barrett estuvo entre nosotros un poco más de tiempo: 60 años. Luego de años de retiro por su lisérgica adicción a las drogas, el co-fundador de Pink Floyd murió el 7 de julio de 2006 como consecuencia de un cáncer pancreático. En la arena local, Gabo Manelli, bajista de Babasónicos, murió a los 29 años en enero de 2008 víctima de la enfermedad de Hodgkin o cáncer linfático.


Pero si repasamos las tragedias del rock, hay enfermedades no tan “esperables” que se llevaron a muchas luminarias. Una bronconeumonía complicada por el VIH-Sida dio fin a la vida de uno de los más grandes vocalistas de la historia de la música el 24 de noviembre del ´91, Freddie Mercury, cantante de Queen, quien tenia tan solo 45 años. Durante los últimos dos años de su carrera, Queen no ofreció conciertos debido al deteriorado estado de Mercury, lo curioso es que si bien su enfermedad era un secreto a voces, el agente de Freddy anunció públicamente su padecimiento el 23 de noviembre, es decir, un día antes de su muerte.





En el ámbito nacional, el VIH fue terminal para dos genios de nuestro rock durante el trágico 1988: Miguel Abuelo, el genio creador de Los Abuelos de La Nada, murió el 26 de marzo y tan solo 9 meses después, el 21 de diciembre, Federico Moura, cantante de Virus. Miguel murió en una clínica de su Munro natal, y Federico tras un tiempo de retiro para transitar el periodo más grave de su enfermedad, en su casa de San Telmo. Tenían tan solo 42 y 37 años. Pero si hacemos hincapié en la juventud, tenemos que hablar del “Club 27”.


El Club 27


El “Club 27” estaría integrado por estrellas que, a partir de un pacto con el diablo, habrían arreglado alcanzar la fama y el éxito a cambio de entregar sus almas al llegar a los 27 años de edad. Para colmo, existe una superstición para quienes usan un encendedor blanco, ya que sería amuleto de mala suerte. Cuatro de los miembros de Club 27 tenían un encendedor blanco cuando fallecieron: Kurt Cobain, Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison.


Janis Joplin murió de sobredosis el 4 de octubre de 1970. En su herencia dejó un gran porcentaje de dinero a sus amigos para que realicen una fiesta en su honor (yo quiero tener amigas así). Hendrix  falleció el 18 de septiembre del mismo año, ahogado por su propio vómito pero en estado inconciente debido, también, a una sobredosis. Hace pocos años se corrió el rumor de que su manager, Michael Jeffery, lo habría asesinado para cobrar un seguro. Cobain, líder y mentor de Nirvana y el movimiento grunge,  se suicidó de un disparo en el pecho el 5 de abril del ´94. Dicen las malas lenguas que Kurt estaba apurado para que Lucifer cumpla su parte del trato, ya que no aguantaba más a Courtney Love.


Los que no tenían encendedor en el Club 27 (¿Algo que ver con el Club 700?) eran Brian Jones, guitarrista de Los Rolling Stones, quien murió ahogado en una piscina el 3 de julio del ´69, y los integrantes de Echo & the Bunnymen, el Saxofonista Frederich Pluss y el baterista Pete Freitas (accidentes de paracaídas y motos respectivamente) entre otros tantos.


Sería injusto dejar afuera del Club 27 al autóctono Potro Rodrigo, que si bien era cuarteteeero, se fue a sus 27 años en un trágico accidente automovilístico. Y justamente, las tragedias se acentúan más si hablamos de accidentes.


En la carretera del infierno


Cliff Lee Burton fue el primer bajista de Metallica. La banda venía de editar uno de sus mejores discos, Master of Puppets. Durante la gira de presentación en Europa, el 27 de septiembre del ´86, Burton le ganó una partida de Poker a Kirk Hammett, guitarrista de la banda, en el micro que los llevaba por una ruta de Suecia. La apuesta puso en juego la cama que le correspondía a Kirk, que al parecer era mejor que la de Cliff. Minutos después de que Cliff se quedara dormido en la cama apostada, el bús volcó provocando la muerte del bajista tras salir despedido por la ventana. Fue el único fallecido en el accidente. No son pocos los que creen que Burton y Hammet no apostaron en realidad la cama del micro, sino el destino de cada uno de ellos.


Si seguimos con las rutas fatídicas, en nuestro país tenemos la reciente y penosa pérdida de Gustavo Kupinski, ex guitarrista de Los Piojos de 36 años, quien el 4 de enero de este año perdió el control de su auto en la Ruta 63 de la Provincia de Buenos Aires, provocándose la muerte a sí mismo, a su esposa y a su hija menor de tan solo 2 años.


Uno de los referentes del rock de acá también partió por un accidente en ruta. Pappo falleció el 25 de febrero de 2005, a los 54 años. El Carpo viajaba en su Harley Davidson seguido por su hijo Luciano quien iba junto a su mujer también en moto, al llegar a la altura del kilómetro 71 de la ruta 5 en Lujan, ambas motos se rozaron, Pappo, que había tomado unas cuantas copas de más, perdió el control y fue arrollado por un auto que venía por la mano contraria.


Christa Päffgen, más conocida como Nico, y más reconocida por su participación en  The Velvet Underground de Lou Reed, también tenía un paso por el cine con una pequeña aparición en La Dolce Vitta de Fellini. El 17 de julio de 1988, Nico estaba de vacaciones en Ibiza paseando en bicicleta junto con su hijo, cuando se cayó y se golpeó la cabeza. Fue llevada a un hospital dónde se le diagnosticó una insolación que nada tenía que ver con una insuficiencia cardíaca que fue la verdadera razón del desmayo. Falleció al día siguiente de un derrame cerebral, hoy conocido como ACV.


Y es aquí dónde las desgracias del rock dieron una segunda oportunidad. Gustavo Cerati lleva 9 meses en coma luego de sufrir un Accidente Cerebro Vascular después de un show en Caracas. El ex cantante de Soda Stereo de 50 años, tiene un diagnostico de derrame en el tronco cefálico que, de superar el coma, lo dejaría con graves secuelas neurológicas.


También por un accidente, pero no dentro de su cabeza si no provocado por una colisión desde afuera, tiene idéntico diagnostico Gabriel Ruiz Días, bajista fundador de Catupecu Machu. Gabriel sufrió un accidente el 31 de marzo de 2006, al salir en su auto con un alto nivel de alcohol en sangre de un boliche de la costanera de Buenos Aires. El auto que él conducía chocó contra un árbol provocándole fractura de cráneo. En ese auto también viajaba el cantante de Cabezones, César Andino, quien necesitó muchas operaciones en sus piernas para volver a los escenarios meses después del accidente.


“Yo no tengo problemas con las drogas, tengo problemas con la policía”


Las drogas y el alcohol son los malos -pero seguros- compañeros del rock. Y tal como son fuente de inspiración para nuestras estrellas favoritas, también pueden ser causa de su destrucción. Luca Prodan había nacido en Roma el 17 de mayo del ´53, 34 años más tarde, moría en Buenos Aires, el 22 de diciembre del ´87. Lo encontraron muerto en su casa de Alsina 451 por una hemorragia causada por una cirrosis hepática, provocada por su adicción a la ginebra.
Oscar Moro, baterista que tocara en Los Gatos, Color Humano y Serú Giran entre otros, también murió víctima de una úlcera sangrante derivada de su alcoholismo, a los 58 años, el 11 de julio de 2006.


Del otro lado del continente, en Nueva York y muchos años antes, Simon John Ritchie, que pasó a la inmortalidad con el nombre de Sid Vicious, el poco talentoso pero ultra carismático bajista de Sex Pistols, moría el 2 de febrero de 1979 a causa de una sobredosis de heroína inyectada por su propia madre, en lo que sería un caso de suicidio asistido. En ese momento, Sid tenía tan sólo 21 años. Su madre, también adicta a la heroína, murió de sobredosis en 1996.


Siguiendo con las estrellas del exterior, quien tuvo un final casi salido de “las muertes mas copadas” de Peter Capusotto, fue el cantante de INXS, Michael Hutchence, que fue hallado muerto en la habitación 524 del Hotel Ritz de Sydney el 22 de noviembre del ´97 cuando tenía 37 años. Al parecer, murió accidentalmente al practicar una técnica autoerótica de masturbación con asfixia. Michael apareció colgado con una corbata del picaporte de la puerta de la suite, y con un cóctel de drogas recetadas en su cuerpo, entre ellas Prozac.


Rockear es perjudicial para la salud


Si bien los casos de cáncer y HIV que mencionamos antes se circunscribirían al grupo de los que tuvieron problemas de salud, aquí vamos a repasar dos casos recientes y muy tristes del rock nacional.


María Gabriela Epumer fue una de las figuras femeninas mas destacadas de la escena local. Fue integrante de Viudas e hijas de Roque Enroll e integró la banda de Charly García. El 30 de junio de 2003 llegó al Hospital Francés descompensada por una supuesta neumonía. Nueve días antes un servicio de emergencias domiciliario le había diagnosticado gripe, le recetaron antibióticos que fueron suspendidos por su médico homeópata. Luego se le diagnosticó una bronquitis, pero su autopsia reveló que sufría una miocarditis que habría provocado su muerte. Tenía 39 años. En la actualidad su caso es causa judicial por mala praxis.


Alejandro Sokol, integrante de Sumo en sus comienzos y cantante de Las Pelotas durante 20 años, falleció el 12 de enero del 2009 a los 48 años en un hospital de Río Cuarto, donde estaba de vacaciones para visitar a su hija y a sus nietos que viven en Traslasierra. Fue un ataque al corazón mientras esperaba el micro que lo traía de vuelta a Buenos Aires. Así, después de muchos años el Bocha se fue a reencontrar con Luca.


También por una falla cardíaca congénita no diagnosticada murió Joe Strummer, cantante y guitarrista de The Clash en diciembre de 2002 a los 50 años. Más suerte tuvo su compañero de banda, el baterista Toper Headon, que sólo fue condenado por haberle suministrado una sobredosis mortal a otro adicto a la heroína. Por este pequeño percance no solo debió dejar la música, sino que también tuvo que cumplir un año de condena en prisión.

Trágico, trágico rock


En el número pasado tratamos en profundidad el trágico asesinato de John Lennon, el 8 de diciembre de 1980 cuando tenía tan sólo 40 años. Sin dudas la mayor tragedia del rock para lo que John significó a la cultura global.


En cuanto a las dolorosas, profundas, de esas heridas que se meten en la piel de una sociedad, los argentinos vivimos la tragedia de República Cromagnon, dónde 193 personas murieron el 30 de diciembre de 2004 por un incendio provocado por la decidía de empresarios y funcionarios, y la estupidez de una banda y parte de su público que confundió al rock con la cultura del aguante importado del fútbol.


Podríamos recordar otras tantas situaciones trágicas o casi trágicas, como excesos con las drogas que llevaron a nuestros artistas al borde de colapso. Podríamos recordar el caso de Iggy Pop, a quien en 1977 David Bowie le propone mudarse juntos a Berlín para alejarse del ambiente de drogas en el que ambos vivían. También podríamos hablar de la muerte del verdadero Paul McCartney el 9 de noviembre de 1966 en un accidente a bordo de su Aston Martin, y del terrible boikot que la banda nos hizo desde Sargent Pepper en adelante para hacernos creer que McCartney seguía vivito y coleando, suplantándolo por William Campbell. Encima, burlándose de todos nosotros con todos los mensajes ocultos en sus tapas de discos, canciones y películas. Al ser así, debemos agradecer a Campbell haber hecho semejante aporte a los últimos 5 y mas maravillosos discos de los Beatles ¿No?.
Al final, es como dice Peter Capusotto en las antes citadas “Las muertes más copadas del rock”: “Prefiero morir antes que ser viejo, dijo Pete Townshend, guitarrista de Los Who, que hoy tiene 61 años. Amigos, la muerte tiene sus coherencias: Vivimos rodeado de gusanos y una vez muertos, este proceso continúa”.


¡Larga vida al rock! Pero… ¿y a los rockeros?.




Por Hernán Bañez.
Nota publicada en Revista Yo Soy La Morsa Nº23 - Marzo 2011